lunes, 28 de septiembre de 2009

Bujutsu???

La primera vez que oí esa palabra inmediatamente pensé en algún secreto oriental celosamente guardado. Por un lado, me moría de curiosidad por saber de qué se trataba, pero por el otro, el respeto que siento por la cultura japonesa me hizo pensar que probablemente aún no estaba lista para adentrarme en aquel misterio milenario.

Con el tiempo, algunas cosas coincidieron en mi vida para que pudiera acercarme a una oportunidad maravillosa: conocer el Dojo Kobushindo.

Si bien esta oportunidad se dió gracias a una persona a quien considero de vital importancia en mi vida, el esfuerzo realizado por presenciar, observar y apreciar el arte japonés del Bujutsu ha sido enteramente iniciativa de mi parte.

Es a través de esta breve paciencia (poco más de un año) de ir esporádicamente al Dojo como visita en algunas clases y poner atención en cada actividad realizada. Cada postura, cada movimiento, cada paso mostraban una intención y un estilo único, capaz de ser adaptable a cada estudiante.

La disciplina, la dedicación y entusiasmo del Dojo me cautivó, acentuada por el respeto, cortesía y atención que emana la figura del Sensei (maestro).

Hace unos cuantos meses (a fines de Abril del presente año) me animé a pedirle al Sensei que me admitiera como discípula en el dojo, y para mi sorpresa, accedió. Me sentí profundamene honrada por haber sido admitida a participar de esta disciplina que ahora he vuelto parte de mi vida.

Para mí, el ser parte del Dojo ha abierto toda una nueva perspectiva del mundo en mi vida. He encontrado un ambiente positivo, donde las personas se respetan y apoyan, donde la verdad es la base de todo y la certeza el pilar del conocimiento, donde la disciplina y el rigos son asimismo entusiasmo, continuidad, constancia y energía.

En estos pocos meses he crecido a nivel personal, mental e incluso espiritual. Mis relaciones con el mundo que me rodea han ido mejorando poco a poco, mienras que cada día aprendo algo nuevo y me cultivo un poco más en cada aspecto de mi vida.

El Bujutsu (es decir, el antiguo arte tradicional del manejo del sable japonés) ha sido también una fuente de salud y acondicionamiento físico. He recuperado algo de tono muscular, he acrecentado mis fuerzas, mi resistencia, mi flexibilidad y hasta mi agilidad. He gtrabajado al mismo tiempo cuerpo y mente y me siento satisfecha de lo que he logrado hasta ahora.

El fin de semana pasado (26 y 27 del mes en curso) viví la experiencia de asistir al un campamento del Dojo. En esta ocasión fué un campamento samurai (para mi sorpresa, la palabra Samurai, en efecto, significa: Servidor). El entrenamiento en campo abierto fué energizante, y aunque la logística del campamento y la guardia nocturna me resultaron un tanto desorientantes, disfruté de la naturaleza de un modo que hasta ahora no había experiomentado.

Tuve la oportunidad de hacer un viaje al pasado por medio de la imaginación, ayudada por un ejercicio táctico que realizamos durante la mañana del 27. La imagen mental resultante de tal ejercicio, ayudada por la imagen de fondo de la vegetación y el terreno que nos rodeaba inspiró mi imaginación de un modo nuevo y excitante. La perspectiva resultante me llenó de ánimos y de alegría al saber que el antiguo arte del samurai aún es vigente en nuestros días y reconocí con humildad que su filosofía de la vida es atemporal, lo cual quiere decir, para mí, que fué estructurada por verdaderos sabios de su época y cultura.

En aquel campamento me fué otorgado un símbolo de reconocimiento a mi esfuerzo, el cual me fué totalmente inesperado, ga que en menor tiempo de que consideré posible, mi dedicación y entusiasmo fueron, de algún modo, elogiadas y alentadas.

A veces me es difícil verme claramente a mí misma, pues tiendo a hacer una imagen mental de mi persona a través de algunas opiniones que voy recogiendo de mi exterior. Pero en esta ocasión pude hacer un viaje al interior de mi ser a gtravés de mi pasado reciente y descubrí que había avanzado más de lo que me había dado cuenta hasta entonces.

Aunque no me considero una persona en extremo generosa ni compartida, es tal mi aghradecimiento al Dojo y el resultado positivo de mi experiencia como parte de esta escuela, que me atrevo a recomendar ampliamente esta actividad, al grado de desear que se vuelva, en esencia, parte fundamental de la vida de cada individuo interesado en mjorar su calidad de vida por sus propias manos.

Y para quien tenga curiosidad al respecto, les dejo aquí el enlace a la página web (o Blog) del Dojo Kobushindo:


Gracias por leer y disfruten cada día del camino de su vida.

Atte.

FELICIA.