viernes, 26 de junio de 2009

Tormentas y Tempestades

Hace mucho tiempo que tengo un impulso muy profundo, y es este impulso lo que me lleva a buscar un sitio dónde aislarme de lo que me rodea.

Esto no quiere decir que no llegue a apreciar lo que hay a mi alrededor, ni tampoco que no lo agradezca ni que haya dejado de quererlo... es sólo que a veces me saturo de tantas cosas tan inútiles, que necesito parar y reconsiderarlo todo desde una nueva perspectiva.

Pero en ocasiones el momento en que siento esa necesidad de aislarme y detenerme ocurre cuando me encuentro en un sitio donde ya nada tiene pies ni cabeza, mucho menos yo misma.

Hay momentos en los que me dá por pensar en que, efectivamente, no tengo más que mi persona y lo que mis capacidades lleguen a lograr, pero no logro sacudirme del todo la idea de darle algo a algunas personas de lo que llego a generar en vez de darme a mí misma primero hasta estar tan bien como quiero llegar a estar.

Quizás por eso ya no veo mis posibilidades productivas inmediatas como antes, tal vez es por esa razón que ya nada de lo que creo poder hacer en mi futuro más próximo me parece suficiente siquiera para cubrir lo que sea urgente.

Y a veces quiero irme, escapar, ir a donde nada ni nadie me sea conocido, y empezar otra vez todo...

Aunque sé muy bien que haciendo eso solo me llevo mis problemas conmigo, los cuales, si no los resuelvo, volverán a ser la causa de que todo en mi mundo se venga abajo, sin importar donde esté, tarde o temprano, hasta que aprenda esa lección que desconozco y a la que le he venido rehuyendo desde hace tiempo.

Y qué extraño es verme a mí misma así, flotando entre la nada de la absoluta incertidumbre, aferrada a entretener mi mente en cosas que no la fastidien (quizás por eso soy tan buena para los rompecabezas, los juegos de cartas y los videojuegos, o en resolver acertijos, crucigramas y cualquier cosa por el estilo que llegue a mis manos), como si buscara alguna manera de mantenerme ocupada.

"La existencia inútil y ociosa no debe existir"

Son palabras sabias de un hombre al que considero sabio.

Y es esta inutilidad en la que me encuentro, este tiempo de espera que me autoimpongo antes de moverme y hacer "cualquier cosa" lo que me desespera, al grado de pinerme a tejer, ver televisión o mil cosas que quizás no debería estar haciendo ahora.

Quiero encotrar el cómo echar a andar los proyectos que quiero llevar a cabo, los que me emocuionan, los que me apasionan, aquellos que hago con tanto gusto que puedo seguirlos haciendo aún cuando no me paguen (al menos ganas no me faltarían,. jajaja).

Y no sólo es encontrar el modo de hacerlo, sino la fuierza de voluntad para persistir en ellos a pesar de las dificultades que aparezcan en el camino, y tal vez algún día encontrar el modo de capitalizarlos y ponerlos a trabajar en mi favor.

Aunque quizás esto siga siemdo tan sólo un sueño guajiro más... otra locura de la felina testaruda que insiste en seguir su camino... a pesar de todo.