viernes, 31 de agosto de 2012

La lección que me acaba de dar el Universo.

Hoy me he sentido... al igual que mi Luna... Azul.

Lo cual en términos de la cultura anglosajona quiere decir: Deprimida.

Ni siquiera ha pasado una semana desde que Él salió de mi vida... y ya he hecho un drama como si hubiesen pasado meses o años desde entonces.

Salí a caminar... y entre mis pasos solitarios comencé a pensar.

De dónde salió tanto dolor?

La respuesta llegó a mí, poco a poco.

Y resulta que esto que tengo no es ni reciente ni nuevo.

Todo comienza hace muchos años (como 10 años en realidad), cuando mi familia -que era mi mundo entero- comenzó a desmoronarse.

Falleció inesperadamente mi tía Male, y exactamente un año después, mi Abuelo. La muerte de él fue la pérdida de mi protector más grande, de la persona que más me amaba, de quien me protegía de todo y de todos, sin importar nada.

Y me sentí entonces, por primera vez en mi vida, verdaderamente sola y abandonada.

En verdad fue difícil aquella época. Estaba a la mitad de mi prepa, mis padres se separaron y me fui a vivir con mi madre... incluso me tuve que separar de Manchas, mi amada perrita mascota.

Los problemas económicos no se hicieron esperar.

Y durante la tempestad, lo que de alguna manera me mantuvo anímicamente a flote fueron los grandes y valiosos amigos que hice entonces, tanto de la escuela como en Comunidad X.

Aunque no todo dura por siempre.

Poco a poco vi cómo todos mis amigos salían de sus problemas, tanto familiares como económicos, y poco a poco hacían sus carreras, trabajaban e iban haciendo sus vidas. Muchas de mis amigas más cercanas se casaron, y luego el trabajo me alejó de mis amigos más cercanos.

Me fui quedando rezagada, por mi limitado éxito profesional... no pude ir con mis amigos a muchas fiestas, siempre tenía que andar sufriendo porque no tenía tanto dinero ni tanto apoyo de mi familia -pues no se podía entonces- para mis proyectos, y poco a poco me fui amargando.

Lo que me mantuvo entonces un dejo de felicidad y una sonrisa en el rostro -sin olvidar que también se volvió en mi motivo para seguir adelante- fueron mis amores.

Pero a ninguno debía yo ponerle las muy pesadas cadenas de ser mi todo.

Estuve tantos años resentida con la vida por mi falta de éxito... que no me dí cuenta cuánto me había amargado... hasta hace poco.

Y tampoco había visto el enorme costo que tendría ser así.

Siempre me quise hacer la fuerte, pensar que podía llegar a no necesitar de nadie en ningún sentido. Creí que de esa manera me defendía de la injusticia que el Universo había cometido contra mí dándome una carga tan pesada y tan distinta a la de los demás.

Me defendí de todo y de todos. Hice mucho daño.

Y aún cuando quería darme cuenta y recapacitar... no lo entendía.

Tuve la enorme fortuna de tener a mi lado a mi Kumo. Mi gran amor. Él fue siempre mi escudo contra el mundo. Él estuvo allí conmigo, para nadar juntos contra la enorme corriente del mundo.

Y sin pensarlo, poco a poco se volvió parte de todos los cimientos de mí y de mi mundo.

Aún cuando nuestra relación tuvo problemas y quise protegerme de la inminente despedida... fué tan solidario, tan amoroso, tan protector... fue tanto lo que se convirtió en mi compañero, mi mejor amigo, mi amante, mi todo... que olvidé que podría marcharse un día.

Creí que estaría bien ser soberbia con el mundo y cobrarles cada lágrima que había derramado, y si al final me quedaba sólo él... yo estaría bien.

Pero el Universo tenía otros planes para mí.

Ahora que se ha ido, comprendo un poco la enorme magnitud que tiene el daño que he provocado con mis acciones a tantas personas que me quieren. Los he usado, maltratado, traicionado y mil cosas horribles más.

Y ahora comprendo, en suma, el gran dolor que les causé... porque de alguna manera puedo sentirlo.

No todo lo he perdido. De alguna manera milagrosa, he conservado algunos amigos que me han mostrado un apoyo que no esperaba, después de todo lo que les hice.

Y también me hice mucho daño.

Me descuidé, demasiado. Me enfurruñé contra el mundo por todos mis fracasos, y me encerré en una cajita llamada Internet, para no salir. Pensé que no necesitaría nada del mundo y sólo salía de mi caja para verlo a Él.

Y me doy cuenta ahora que Él, con todo el amor que me dió, no merecía que yo me hubiera descuidado tanto, que le entregara a una Gabriela tan maltratada y amarga, por mucho que lo amara.

Me detuve en seco. Me negué a avanzar... y me rezagué incluso de su vida.

Perderlo fue la gota que derramó el vaso... y la que rompió esta máscara de piedra que había robado el rostro de la persona que hace tanto quise construir. La que sería la mejor persona posible para cuando encontrara al amor de mi vida.

Y en verdad no quiero perderlo. Ni siquiera quiero pensar en haberlo perdido.

Me aferro a aquella posibilidad remota en la que aún puedo arreglar todo el daño que hice. A todos... y a mí. Y de paso a nuestra relación.

Me niego a creer que tanto amor, tantos recuerdos, tantas experiencias y sueños compartidos hayan sido en vano.

Quiero rescatarlo todo.

Y ahora que me siento tan perdida, tan abandonada de nuevo a mi suerte, al menos me doy cuenta de que en verdad poseo el poder para cambiar mi mundo y mi futuro.

Sé que hay un futuro en alguno de los caminos de mi Destino que me lleva a Él, a cumplir esa bonita ilusión que tenía cuando veía a sus papás, juntos a pesar de tantos años, conviviendo serenos, en paz, tranquilos y contentos.

Siempre quise algo así de lindo para nosotros.

Sé que lo único que me permití querer era nuestra relación. Y el recuperarla es un motivo muy fuerte para este cambio que estoy haciendo en mi vida.

Paso a paso, un día a la vez. Cambiando un detalle cada día, haciéndolos buenos hábitos. Rescatando a la Gabriela que hay en mi interior, la que encerré debajo de tanta ira. Una mujer por demás hermosa, radiante, creativa, generosa... una persona hecha de amor, en el sentido más universal de la palabra.

Quiero reconectarme con el mundo que dejé de lado. Sanar las heridas que causé. Pedir perdón y compensar a todos a quienes les hice daño.

Me tomó 10 años sumirme en este profundo abismo.  Espero no me tome tanto tiempo salir de él y brillar, florecer... ser la maravillosa persona que estoy destinada a ser.

Y quisiera que entonces, si este amor sobrevive... hacerlo realidad, para una fecha sin final, hacerlo infinito.

Y es que pedí por tanto tiempo conocerlo... que ahora que sé quién es, no quiero perderlo.

Esta gran lección de humildad tiene que servirme de algo. Y recuperarlo sería un premio que me dejaría sin palabras, más que de agradecimiento.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Sacando algunas Conclusiones

Llegué entre lágrimas a la inevitable conclusión que suena a la profecía más cruel:

NO SOY YO.

Y no es sólo porque de alguna manera quizás dejé en mucho de ser yo misma -quienquiera que hubiese sido y que aún no logro recordar-, sino que también sé que de nuevo, no soy la persona indicada.

Está claro. Y es obvio, una verdad sólida que no sólo mencionó por años, sino que ahora es una verdad tangible. Él encontró a alguien más que lo llena.

Fué una aventura maravillosa. Agradecí cada instante, aún con sus probablemente muchas fallas de las cuales no puedo aún recordar casi ninguna.

Es hasta ahora que me doy cuenta la profundidad y la inmensidad de la alegría y esperanza que trajo a mi vida. Del tamaño e importancia de las cosas que quiso enseñarme...

En fin.

Lo que siempre supe fué valorar cada momento, cada detalle. Siempre supe lo valioso que era, sin importar cómo lo vieran los cristales de otros.

No creo poder decir que no sé amar de ninguna manera. Sé hacerlo. Quizás no lo expreso correctamente -si es que hay alguna manera correcta de hacerlo-, pero no dejo de amar.

Este final puede ser una pausa antes de un nuevo principio -altamente improbable según mi experiencia- aunque aquí no murió el amor... y eso de todas formas no es garantía de éxito. (aunque pienso arriesgarme de todas formas)

Lo extraño, no miento. Lo extraño mucho. Aunque hasta ahora las cosas no son muy distintas de como habían sido durante mucho tiempo.

Pasábamos a veces hasta semanas enteras sin vernos. Lo hermoso era vernos con gusto, sentir tanto amor en cada abrazo... en cada detalle pequeño e íntimo.

Supuse que habíamos logrado construir una semblanza de una vida en pareja, de algún modo.

Aunque de nuevo, nada haya sido suficiente.

Aprendí a valorar cada pequeño detalle, no por su éxito, sino por su significado. A agradecer todo... a apreciarlo. Tuve su apoyo en mil cosas cuando menos esperaba que alguien estuviera a mi lado. Me cuidó, me protegió, me ayudó... y creo hice lo mismo por él, a mi manera.

Fué real. No lo soñé ni lo aluciné ni sucedió nada que lo hiciera ilusorio.

No fué para nada convencional, pero fué auténtico.

Lo que no puedo decir de muchas otras cosas, personas y situaciones en mi vida.

Lo intenté con todas mis fuerzas. Y no creo haber fallado en ello.

Sé que esto ya no está solo en mí para mantenerlo vivo o asegurar su éxito.

Me quedo yo, con todo lo bueno que me dejó... que es mucho.

No sé qué haré mañana, donde estaré ni cómo.

Supongo que lo extrañaré aún más... supongo que me hará muchísima falta. Pero sé que sobrevivo sin él. Estuve sola antes de que llegara a mi vida, y puedo seguir adelante sola ahora que se ha marchado.

No sé a dónde va todo lo que he perdido. Sólo sé que lo que en verdad es mío, siempre lo fué, lo es y siempre lo será.

Que todo viene cuando, como y donde se le necesita.

Y sigo tratando de entender el mensaje del Universo para mí. Sigo tratando de leer las señales y de interpretarlas de manera correcta... de no caer en esta falta increíble de pasión, de ganas, de motivación...

Que sigo luchando contra una vida de rutinas vacías y sin sentido.

Que no quiero rendirme ante el vacío de esta pesada apatía que me invade.

He aprendido que tengo mucha más fuerza de voluntad, de espíritu y física, de la que jamás creí tener... aunque no sea suficiente para cambiar ni siquiera mi mundo... por ahora.

Sigo aprendiendo. Cada paso trae lecciones...

Y quién sabe... tal vez un día en verdad alcance la felicidad que persigo, de manera duradera.

Tal vez algún día llegue allí, a donde siempre quise llegar... contigo.

lunes, 27 de agosto de 2012

Despedida

Hoy... vuelvo a hacer lo que ya no quería hacer aquí, pero sigue siendo éste espacio mi válvula de escape.

Hoy... hoy no sé ni qué día es... sé que es a fines de Agosto porque esperaba que este fin de semana en que comenzara Septiembre, lo viera de nuevo, como siempre, llenos de amor.

El fin de semana pasado estuve llena de angustia... sospechando lo que hoy, finalmente sucedió.

Y es que, cuando el Universo te manda tantas señales, es difícil no leerlas.

Y no, no quiero pensar que casi 5 años hermosos -con sus interrupciones breves- hayan sido "tiempo perdido".

Hoy terminamos mi Nube y yo una relación que sé nos hizo felices. No termina el amor, porque ese no se detiene, es como es y lo que es.

Y sí. SIEMPRE he creído y tenido fé en que tenemos lo necesario para hacer una vida juntos.

Quizás sea porque en el fondo, quiero creer que eso es algo que no me está negado.

Y en parte, es también porque lo amo. No sólo ha sido la relación más larga de mi vida hasta ahora... sino que ha sido, en mucho, la más profunda y completa.

Y no... no estoy buscando consuelo en los brazos de algún Don Juan. No  quiero una relación que sirva de parche de endorfinas a mi corazón roto.

Construimos miles de recuerdos juntos, muchísimos de ellos felices.

Me quedo con lo mejor de todo eso. Me quedo con el amor que sentimos.

Con todo lo que hizo por mí. Su protección, sus cuidados, su preocupación por mí, sus enseñanzas, los ánimos que me dió, la paciencia que me tuvo... sus incomparables abrazos, sus besos, sus caricias... su amor.

La incomparable alegría que trajo a mi vida.

A mí me es muy sencillo ver todo aquello por lo que ha sido lo mejor que he tenido.

Nunca sabré qué hice para merecer tantas cosas buenas. Tantas cosas que no creo haber tenido de nadie más. Cosas reales... duraderas.

Todo lo que me hacía creer que era posible una vida en pareja.

Quizás no vuelva a estar tan cerca de algo tan maravilloso. Pero en serio, le deseo lo mejor.

Deseo que su vida cambie, que progrese, que logre todo lo que ambiciona logra, que su alegría sea inagotable y se multiplique.



Quizás esto es Karma.

Quién sabe.

Yo personalmente me resisto a creer que sea retribución celeste por algo que haya hecho.

Me quedo yo. Dejo de ser gatita y vuelvo a ser Leona.

Dejo oír mi rugido a los cuatro vientos, La Luna ilumina mis noches y mi camino, y el Sol anuncia mi llegada, envuelta en mi manto cubierto de estrellas. Extiendo al cielo las alas que había cortado, alas negras, fuertes, para surcar el firmamento.

Sólo el tiempo dirá qué será de mí, de él... de nosotros, si es que eso será.

Me despido con amor.

Gracias por todo este tiempo maravilloso, que sé viví de prestado.

TE AMO.

viernes, 24 de agosto de 2012

Azar y Voluntad.

A veces veo la vida como un tablero de algún juego de mesa.... en donde todo tiene sus reglas.

Y si he de ser sincera, más allá de algún sentido de auto-suficiencia o de triunfo ante la circunstancia y el entorno, he de confesar que en mucho, mi visión apartada de una "vida normal" en lo que respecta a lo que podría prever para mí misma ha estado basado en mi aparente incapacidad/fracaso en llevar una vida normal de manera exitosa.

Es curios, pues desde el ambiente ocupacional hasta otras esferas, me he comportado como muchos y de una manera que podría no considerarse normal (Sin tomar en cuenta mi trasfondo, tal vez).

Me llama la atención de modo poderoso el pensar en algo y sentir hastío... o la previsión de incomodidad. Es acaso experiencia o miedo?.

Cualquiera de ambas, quizás no me sea muy útil si el resultado es una idea negativa.

Es también imperioso que deje de pensar en medios e intermediarios. Debo liberarme de algunos complejos más y salir del tablero... de esa concepción de Si y Entonces que ha hecho de mi visión de la vida algo condicional, supeditado a mil y un ideas que muy probablemente no me son verdaderamente útiles más allá de limitar mi campo de visión y acción.

Y es cierto en más de un sentido aquello que alguna vez escuchara en una conversación. "Ya no somos niños ni nos hacemos más jóvenes".

Curiosamente lo escuché de alguien de mi generación. Probablemente más exitoso y talentoso que yo en mi actual estado.

Me llamaba poderosamente la atención que una persona con tantas particularidades tan marcadas, aspirara a "una vida normal". Que deseara continuidad y crecimiento en un área en la que seguramente no veo que tenga éxito (y no por falta de aprecio) y en la que yo misma he renunciado a forzar las cosas.

Tanto había dejado ir la idea, que hasta había dejado de buscarla.

Después de ver mil cosas al respecto en la vida, de notar cómo todo parecía negociarse a diario, sin importar edad, condición, antigüedad, etc... llegar a la conclusión de que la convivencia y la voluntad de las partes involucradas era lo más importante y tenía que renovarse a diario... Y notar que no era ni común ni seguro lograr el éxito en esa área, mi primera reacción fué demostrar que era posible.

Con desastrosos resultados, debo decir, y sin llegar muy lejos. Dar todo con la esperanza de recibir no funcionó. Intentar negociar las cosas antes de que sucedieran en forma... tampoco. Así que acepté las cosas al paso que funcionaran, a costa de la desaprobación de una buena parte de mi entorno.

Y me veo ahora sin planes de ello en mi vida fuera de mi actual circunstancia. En la que un cambio drástico, aunque posible, parece una señal de alarma. Supongo en parte es esa curiosa sensación de comfort, por otro lado es algo hasta cierto punto inesperado, por otro, la posibilidad de algo que me ilusiona mucho... y al final, lo mucho que valoro tantas cosas y lo mucho que me importan en muchos sentidos, además de todo el amor que hay allí.

Sé que puedo vivir sin mil cosas, pero también hay cosas por las que no sólo vale la pena luchar y esforzarse, sino mantenerlas. Y esta es una de las que más me importan.

Sé que existe la posibilidad de que todo cambie... sé que siempre me dá miedo apostar a un solo proyecto, por la posibilidad de perder. Pero también sé vivir sin miedo y disfrutar de cuanto tenga mientras lo tenga =)

En otros sentidos, quizás esta sea la última vez en un buen raro que me auto-condicione, supeditada a la existencia de medios propios. El preocupar a las personas que más me importan me está diciendo algo.... y creo que es hora de dejar de auto-limitarme a un entorno diminuto y crearme el entorno que quiero.

Si hay grandeza en mi destino, si es para mí... tengo que salir y recibirla, así como mantenerla.

Debe haber algo en la vida por lo cual sea necesaria... y debo encontrarlo. Debe haber algo en lo que sea útil...

Debe haber algún modo en el que pueda resolverme... y resolver todo aquello que creo se supone debería estar en posición de resolver...

Y aunque la necesidad no siempre es buena consejera... al menos es un muy buen motor.

Tengo un gran ejemplo que amo mucho.... y su entusiasmo es verdaderamente contagioso. Se preocupa por mí, y aunque no es nada convencional.... sé me ama de verdad. Y le amo.

Quiero hacer mi parte por construir lo que quizás esté sujeto a un azar que no controlo.... pero en verdad quiero hacerlo, resulte o no, mientras él también quiera intentarlo...

Amo a mi nube.

miércoles, 8 de agosto de 2012

de Coincidencias y Predicciones

"Por la víspera se sacan los días".

Esta frase ha sido una de las herencias de sabiduría de mi madre.

Y si en algo he de reconocer que tiene éxito, es en predecir las cosas.

A veces, los eventos en la vida son como un juego de ajedrez. Llega el punto en que te conoces tanto a tí mismo, que te ves reflejado en otros, y puedes saber qué jugadas harán.... e incluso a veces sabe cómo manipular ciertas jugadas propias para provocar las de otros, con la exacta respuesta que buscas.

El lado negativo de esto es que también heredé aquella tendencia a hacer predicciones negativas.... y a no fallar en ellas.

Me sorprende tener tanta razón. Quizás sea el poder de la mente, quizás sea destino... no lo sé.

Casi siempre que tengo alguna epifanía sobre el futuro de alguien, se cumple... tarde o temprano.

Y me duele cuando mis predicciones son negativas para las personas que quiero, pero cada quien es el Arquitecto de su destino.

Es curioso cómo aprendí a ver el mundo a través de mi propio cristal, templado y formado por mis época y circunstancia (además de mis elecciones), y a entenderlo a través de mi experiencia.

Puede que no entienda los motivos, pero conozco sin falla el resultado.

Aunque no siempre me siento del todo mal. A veces, en el fondo, en mi propia oscuridad y su malsano y deforme concepto de  la retribución... soy feliz de tener la última palabra y la razón.

No es nada noble, debo reconocerlo. Pero si no fuera por mi falta de nobleza, hay muchas cosas que no hubiera trascendido aún.

Si no fuera por nuestro lado oscuro, no seríamos tan interesantes.

Es cada "defecto" lo que ayuda a individualizar a la persona, a distinguirle de las demás de manera única.

Y de manera curiosa, a veces el dolor nos une de maneras misteriosas y con intensidades insospechadas. (Debo dejar de leer Naruto).

Bueno, mis queridos lectores, me voy a festejar mi cumpleaños.... de aquí a.... a que cumpla todos los festejos que quiero, jijiji.

Suerte y Éxito.

Miau.