viernes, 13 de abril de 2012

The Dark side of the Moon

Hola mis queridos lectores. Antes que nada, quiero advertirles que no voy a hablar del disco de Pink Floyd que ostenta el mismo título que esta entrada.

Una vez resuelta la advertencia... sólo procederé a expresar mis ideas.

Desde siempre me he sentido curiosa y atraída por los astros. Me gusta salir a caminar por la noche y ver aquel oscuro cielo adornado de mil estrellas. Pero entre todas ellas, siento una fascinación muy especial por el satélite natural de la Tierra: La Luna.

Le he dado los más variados papeles en mi imaginación, cual si fuera una deidad en los cuentos del universo dentro de mi mente. Ha sido de todo: confidente, vigilante, compañera, guardiana y mil cosas más.

Y entre toda esta inspiración, siempre me he preguntado acerca de su poder para poder cubrir (aunque brevemente) la luz de nuestro maravilloso sol.

Me he dado cuenta de lo importante que es para tantas culturas un eclipse, al cual han representado de diversas formas.

Alguna vez, incluso, llegué a escuchar (o leer) alguna pequeña historia respecto a aquel movimiento de cuasi-persecución que sostienen la Luna y el sol en el cielo, personificados como amantes. Y ha sido un concepto contradictorio, casi agridulce; el sólo pensar en dos amantes que se persiguen eternamente sin poder coincidir más que unos breves instantes en el firmamento es una idea que se me antoja muy humana, producto de la creatividad y sensibilidad del ser humano y de su ingeniosa forma de entender, en gran simpleza, los fenómenos que le rodean.

He escuchado también el cuento del "conejo en la Luna", otra herencia hermosísima de nuestra cultura prehispánica. He notado la admiración por la noche y la actividad que los animales nocturnos (entre ellos los felinos que tanto me gustan) y el efecto que producen en la imaginación colectiva, creando seres sobrenaturales, desde vampiros y brujas hasta espectros y hombres-bestia.

Y en la solitaria oscuridad, me pregunto porqué nadie habla de los eclipses de Luna.

He pensado que puede ser porque la Luna misma, en su travesía alrededor de la Tierra, no siempre muestra su cara completa, dependiendo de cuánto le estorbe la Tierra al camino que la luz recorre desde el Sol hasta la faz de la Luna. Así que: ¿Qué importa si la Luna se oscurece una vez más, aún estando toda iluminada, porque la Tierra se interponga entre ella y el Sol?.

Es sencillo pensarlo. La Luna, al fin y al cabo, es lo que es. Un montón de rocas frías sin luz propia, que flotan a la deriva alrededor de la Tierra... igual que lo hacen muchas otras rocas alrededor del Sol, en este espacio que nos gusta llamar Universo.

Y como en el cuento, a veces la Luna se acerca al Sol, después de mucho tiempo, para quizás, en una breve esperanza, robarle un poco de luz que le dure por siempre. O quizás la guarda en secreto en alguna parte, donde la Tierra no puede quitársela, y se engalana con ella en su travesía nocturna.

¿Y porqué la Luna no es siempre resplandeciente y llena?. Quizás porque en su intermitencia, realmente es apreciada en su totalidad, tanto en la luz como en sombras. Tan cálida y cercana, que incluso el inmenso mar le añora, elevando sus aguas para que cada gota tenga una oportunidad de alcanzarla, de tocarla... aunque sea sólo una ilusión.

Y en fin, ya sólo estoy divagando aquí como siempre, aunque esta vez no haya un cuento concreto o una historia.

No me imagino a la Luna siendo feliz con ser eclipsada, pero tampoco me imagino a una Luna que no le tenga cariño a la Tierra, como para permanecer siempre tan cerca de ella. Al menos el tiempo debe haber creado algo de cariño. O eso creo... no estoy del todo segura.

Y en cuanto al Sol. ¿Qué puedo decir?. Todo el mundo quiere al sol, por inclemente y ardiente que pueda llegar a ser, es cálido y derrama generosamente su luz sobre el mundo. Un mundo sin sol no es igual, y la mayoría del tiempo que pasamos despiertos es mientras su luz ilumina nuestro horizonte... A la Luna sólo los suficientemente sensibles la extrañan, sólo unos cuantos le quieren en verdad, aunque creo alegremente en que son los suficientes y necesarios, los que en verdad vale la pena que ella quiera también.

Y como aquellos que le aman, yo también soy una criatura Lunática XD.

Y aunque puedo ser feliz por vivir en un mundo tan hermoso, a veces me enfurecen algunas cosas que me ha dado en llamar "injusticias cósmicas". Y no siempre mi molestia se dirige a alguien, sino a algo (generalmente la situación misma). Como por ejemplo, un Eclipse Lunar, que me impide disfrutar de mi hermoso astro consentido, la Luna. Sobre todo cuando me he mantenido despierta para admirarle, a pesar de que el sueño a veces reclama que vaya a los brazos de Morfeo a descansar, para despertar al amanecer y vivir un nuevo día.


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