jueves, 10 de noviembre de 2022

Eclipse

Por un brevísimo instante, las sombras cubrieron la Tierra y su contraparte, un lugar bajo la Luna llamado Terra Prime.

Paraíso entre las sombras que danzaban con la pálida y tímida luz de la Luna, fiel reflejo y contraste de la Tierra.

Parecía, por un momento, que ambos mundos colapsarían, que intentarían ocupar el mismo tiempo y espacio para estallar uno contra el otro.

Duró solo un instante de eternidad. Una vida entera pasó delante de sus ojos, mientras otra se le escapa a de las manos.

Mía miró la cesta entre sus manos. Cada elemento allí colocado era un tesoro invaluable.

Un baile bajo la lluvia, flores, promesas, deseos ardientes, sonrisas que no podrían evitarse.

Cada uno una estrella en un manto de noche, cada uno resplandeciente luz de Luna.

"Cuánto tiempo más vas a perder contemplando esas cosas?" Preguntó la Bestia con desdén, el orgullo personificado de la dama de la noche, si elegante pelaje negro contrastaba perfectamente la nueva de desdén que mostraba amenazadora mente sus afilados y nívels colmillos.

"Asriel..." Susurró ella, ahogando un sollozo. Suspiró y levantó la mirada, creando un río que nacía en sus ojos y corría por sus mejillas.

"Sabes lo que tienes que hacer, este sitio está por desaparecer y no permitiré que perezcas con él. Se nos acaba el tiempo, y ya has perdido demasiado, aplazando lo inevitable." La Bestia se levantó de golpe, su tamaño resultaba ahora imponente contra la delicada y pequeña figura de Mía.

"Nunca podré irme del todo de aquí" señaló ella mientras una mano enguantada en armadura tocaba su hombro en señal de compasión, desvaneciéndose cuál vaporoso espejismo.

Una llama oscura con tintes blancos y una luz radiante al grado de enceguecer, crepitaba al fondo de un ominoso horno.

Uno por uno, Mía tomó los relucientes tesoros, entre ellos una cadena con un cascabel grabado en plata con su nombre.

Uno por uno los arrojó al fuego, cerrando los ojos y entonando una oración al dios del olvido.

"Todo esto nunca pasó, -él- nunca existió"

La voz que al inicio le temblara incontrolablemente, con cada repetición de volvió más serena, rezando tal mantra con el fervor de quien pide con desesperación su propia salvación".

Olvido... Solo si lograra el olvido, sacrificando sus tesoros, sus recuerdos, solo así podría ella salir de la desvaneciente Terra Prime.

Tanabata había llegado y era hora de que terminase... Había durado su inocente deseo una vida, pero todo llega a su fin.

No podía ir a la Tierra, en busca del lugar al que pertenece, sin tener su mente clara y sin desechar la identidad creada en las sombras.

Las llamas devoraron con ansias cada tesoro, hasta que el mismo manto de cielo nocturno, del más fino terciopelo, fue consumido por completo.

"Nos vamos. Ahora. Y no se te ocurra mirar atrás, no habrá a dónde volver... Aunque quisieras." Sentenció la Bestia con tono grave y autoritario, del que no admite respuesta.

La tomó por el cuello, justo bajo la nuca, como transportan los felinos a sus cachorros ... Si bien su mandíbula permanecía firme, tuvo cuidado de no lastimarle en absoluto.

Mía parecía entera, bella como la luz de la luna y con el fulgor de cien mil estrellas, majestuosa como la dama de la noche que era ... 

Cruzaron el umbral a la Tierra, como fantasma que se encarna...

Mía dejó de serlo, se tornó en mujer, fuerte, resiliente, capaz, con verdes ojos de felina curiosa, su mirada triste que viajaba hacia el fondo de su ser, desapareciendo con un soplo de viento, mientras suspupilas se tornaban humanas.

La Bestia seguía a su lado, tierno gatito negro convertido en su sombra, ronroneando juguetonamente en su oído.

"Estaremos bien, todo va a estar bien. Siempre has podido con esto y con todo lo que ha intentado matarte."

Perdiendo su nombre y consciente de la identidad que ha construido con sangrez sudor y lágrimas, csminó bajo el sol, hacia el brillante amanecer, hacia el sol que radiante llamaba a sus nubes a celebrar que la oscuridad se había ido como una pesadilla que desaparece con los primeros rayos del alba, incapaz de resistir la luz para salvar su vida.

"En total olvido, no hay dudas" dijo ella para sí. "Tampoco nada que te detenga" le respondió la Bestia desde su sombra.

Terra Prime fue solo un Eclipse en el interminable tiempo del mundo. Un espejismo en la tela de la realidad, que como una arruga que se alisa, desapareció sin rastro. Cómo un sueño que desaparece al despertar... Y ella había despertado.

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