miércoles, 29 de agosto de 2012

Sacando algunas Conclusiones

Llegué entre lágrimas a la inevitable conclusión que suena a la profecía más cruel:

NO SOY YO.

Y no es sólo porque de alguna manera quizás dejé en mucho de ser yo misma -quienquiera que hubiese sido y que aún no logro recordar-, sino que también sé que de nuevo, no soy la persona indicada.

Está claro. Y es obvio, una verdad sólida que no sólo mencionó por años, sino que ahora es una verdad tangible. Él encontró a alguien más que lo llena.

Fué una aventura maravillosa. Agradecí cada instante, aún con sus probablemente muchas fallas de las cuales no puedo aún recordar casi ninguna.

Es hasta ahora que me doy cuenta la profundidad y la inmensidad de la alegría y esperanza que trajo a mi vida. Del tamaño e importancia de las cosas que quiso enseñarme...

En fin.

Lo que siempre supe fué valorar cada momento, cada detalle. Siempre supe lo valioso que era, sin importar cómo lo vieran los cristales de otros.

No creo poder decir que no sé amar de ninguna manera. Sé hacerlo. Quizás no lo expreso correctamente -si es que hay alguna manera correcta de hacerlo-, pero no dejo de amar.

Este final puede ser una pausa antes de un nuevo principio -altamente improbable según mi experiencia- aunque aquí no murió el amor... y eso de todas formas no es garantía de éxito. (aunque pienso arriesgarme de todas formas)

Lo extraño, no miento. Lo extraño mucho. Aunque hasta ahora las cosas no son muy distintas de como habían sido durante mucho tiempo.

Pasábamos a veces hasta semanas enteras sin vernos. Lo hermoso era vernos con gusto, sentir tanto amor en cada abrazo... en cada detalle pequeño e íntimo.

Supuse que habíamos logrado construir una semblanza de una vida en pareja, de algún modo.

Aunque de nuevo, nada haya sido suficiente.

Aprendí a valorar cada pequeño detalle, no por su éxito, sino por su significado. A agradecer todo... a apreciarlo. Tuve su apoyo en mil cosas cuando menos esperaba que alguien estuviera a mi lado. Me cuidó, me protegió, me ayudó... y creo hice lo mismo por él, a mi manera.

Fué real. No lo soñé ni lo aluciné ni sucedió nada que lo hiciera ilusorio.

No fué para nada convencional, pero fué auténtico.

Lo que no puedo decir de muchas otras cosas, personas y situaciones en mi vida.

Lo intenté con todas mis fuerzas. Y no creo haber fallado en ello.

Sé que esto ya no está solo en mí para mantenerlo vivo o asegurar su éxito.

Me quedo yo, con todo lo bueno que me dejó... que es mucho.

No sé qué haré mañana, donde estaré ni cómo.

Supongo que lo extrañaré aún más... supongo que me hará muchísima falta. Pero sé que sobrevivo sin él. Estuve sola antes de que llegara a mi vida, y puedo seguir adelante sola ahora que se ha marchado.

No sé a dónde va todo lo que he perdido. Sólo sé que lo que en verdad es mío, siempre lo fué, lo es y siempre lo será.

Que todo viene cuando, como y donde se le necesita.

Y sigo tratando de entender el mensaje del Universo para mí. Sigo tratando de leer las señales y de interpretarlas de manera correcta... de no caer en esta falta increíble de pasión, de ganas, de motivación...

Que sigo luchando contra una vida de rutinas vacías y sin sentido.

Que no quiero rendirme ante el vacío de esta pesada apatía que me invade.

He aprendido que tengo mucha más fuerza de voluntad, de espíritu y física, de la que jamás creí tener... aunque no sea suficiente para cambiar ni siquiera mi mundo... por ahora.

Sigo aprendiendo. Cada paso trae lecciones...

Y quién sabe... tal vez un día en verdad alcance la felicidad que persigo, de manera duradera.

Tal vez algún día llegue allí, a donde siempre quise llegar... contigo.

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