sábado, 14 de julio de 2012

Visiones

Evento curioso,
el tiempo transformado en imagen,
prueba de lo innegable,
sustento de la idea.

Y veo que las cosas, en efecto,
como yo, han cambiado.

He llegado a una meta curiosa,
de la cual, irónicamente, solía huir.

Quizás sea  resultado de "madurar",
o sólo sea consecuencia de la experiencia y el paso del tiempo...
de crecer.

No tendré el mismo efecto en lo futuro, lo sé.
Lo puedo sentir.

En la ecuación entre el costo y el beneficio,
no logré jamás el equilibrio deseado.
Y en pos del dolor que quedó,
elegí evitar desear.

Sólo me queda la nostalgia, el recuerdo.
Y ahora una prueba del tiempo.
Aquel momento precioso que no imaginé.
En que se creó un Antes y un Después.

Quizás es cierto que hago un drama.
Quizás exagero.
Pero bien siento que no soy ni la sombra de lo que fui.
ni mental, ni física, ni anímica ni moralmente siquiera.

Mi universo se tiñó de un color sin nombre, sin brillo,
en una temperatura que no es gélida ni cálida, pero tampoco templada.
Me volví más vacía y superficial, más apática y desanimada.
Sin deseos de conservar algo que me mantuviese llamativa.

Y con cada tropiezo, empeora.

Una existencia que no me atrevo a llamar vida.
"Vanilla" como dirían en un idioma distinto.
A la espera del próximo misterio, de un reto alcanzable, que no requiera un sacrificio que no logro pagar.

Quizás sólo dejé de desear y esperar demasiado,
lo específico.
Y me contenté con lo disponible.

Conformista.
Sin ánimos de debatir con energía.
Dando la razón con tal de no discutir de más.

O simplemente abandonando el argumento que sé no voy a ganar.

Sólo dejé de obsesionarme con cambiarles.
Cambiar al mundo.
Cambiarán cuando quieran hacerlo.

Y no necesariamente en el rumbo que deseo.

Si es que deciden cambiar.

Y sin que cambien, qué puedo hacer?.

Qué puedo realmente lograr?

Sin depender de su cooperación, de que hagan su papel en mis metas?

Buena pregunta. Aún no la he respondido más allá de un:
"Quizás nada"

Una ilusión. Una fantasía.
Algo espontáneo.
Irrepetible.

Y en aquello que lo hace único, hermoso.

Digno de la nostalgia.
Y de evocar una sonrisa,
un pequeño y personal triunfo.

Por haberlo vivido,
por no perder un instante.

Un agradecimiento que no tiene caducidad.

Aunque no sirva ya de motivador suficiente.

Supongo que, como toda gran civilización.

Tuve un inicio,
una cúspide...
y un declive es lo que me queda.


Me pregunto si repuntaré hacia el firmamento,
si aun hay algo,
si volveré a creer.

A apostar,
a esforzarme,
a hacer sacrificios,
a estar dispuesta a todo.

Por algo más noble que una vendetta.

O mi ego.

Quizás.... sólo quizás.

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