domingo, 9 de septiembre de 2012

noches sin Luna, días sin Sol

Me siento sola.

Estos días, a pesar de haber recuperado mi sentido del humor, mi apetito, mi capacidad para concentrarme en algunas cosas y hasta un tanto de mi creatividad... no es suficiente.

Me sentía tan segura a tu lado. Tenía un hermoso cielo... un paraíso. Lleno de sonrisas, de alegría, de ilusión y esperanza.

Sentía que había triunfado.

Teníamos ya una semblanza de una vida en pareja.

Podíamos dormir juntos. Nuestra vida íntima era genial. Nos disfrutábamos tanto...

Podíamos desayunar, comer y cenar juntos. Disfrutábamos del rol, del cine, de la lectura, de las caminatas y paseos... de aquel inolvidable campamento en Las Granadas...

Tu familia y la mía, nuestros amigos, nuestros mundos compaginaban tan bien.

Podía salir contigo a todas partes...

Pudimos comernos el mundo... juntos.

Pudimos haber tenido una hermosa familia. Un hogar lleno de risas y amor.

No importa a dónde mire o en dónde busque. Sé que es a ti a quien busco, sé que es la calidez de tu abrazo, el calor de tu cuerpo, el sabor de tus besos y la profundidad de tu mirada, inexorable y llena de amor lo que persigo.

Me siento tan vacía sin ti. Es un hueco enorme, un abismo que me queda por dentro sin ti.

Pudieron haberme pasado tantas cosas en tus cortas ausencias... y nada era mejor que tú para mí.

No sé si este amor ya estaba muerto desde hace mucho.

Pero tu cariño, tus atenciones, tu protección me decían siempre que me amabas.

No supe ver que te perdía... o que quizás ya te había perdido.

Nunca me gustó que en cada una de tus crisis personales, yo saliera sobrando.

No me gustaba sentir que no era suficiente para ti, ni con toda mi genialidad, mi locura, mi alegría o mi hermosura... que ni todo mi amor podía traerte a mí.

Que no te llenaba.

Me moría por hacerte feliz, por impulsarte, motivarte y ayudarte, por acompañarte en cada paso del camino, por estar ahí cuando necesitaras a alguien...

Y el darme cuenta que de nuevo yo sola sostenía un amor, de nuevo imposible... me es devastador.

No encuentro la manera de salir adelante emocionalmente sin ti.

Te extraño, te necesito a mi lado... y no encuentro la manera de tocar tu corazón y tu vida como tú tocaste mi vida y mi ser.

Extraño tus caricias, tus abrazos, tus besos, tu mirada y hasta tu voz. La manera en que siempre me arrancabas una sonrisa, los momentos en que me hacías cosquillas o me enfurruñabas, para sonreír de una forma tan espontánea, divertida y cálida.

Nunca me gustó hacerte sentir que yo era una carga. Siempre quise darte lo mejor de mí y me atormentaba que no fuera suficiente.

Y ya nada me es suficiente sin ti.

Me haces falta, de una manera terrible.

Miro mi vida sin ti en ella y me parece tan poca cosa. No puedo evitar sentir que con tu partida perdí algo muy importante.

Estos ataques de ansiedad que me dan por no tenerte a mi lado, ahora que te has ido... amenazan con volverme loca, y en un sentido nada agradable, debo decir.

Un amigo me dijo que no necesito un hombre a mi lado.

Pero me sigues haciendo falta.

En cada paso que doy, a donde quiera que miro, veo un fragmento de nuestra vida juntos... y no me hago a la idea de haberte perdido. De haber perdido un amor tan grande y hermoso como el que tuvimos.

Fueron años hermosos. Y creí que conducían a una vida aún más bella.

Y no puedo creer que se haya terminado así, de una forma tan abrupta,aunque haya pasado tanto tiempo en el que te fuiste alejando.

Me dijiste la última vez que nos vimos, antes de que te decidieras a irte de mi vida, que no querías sentir que me descuidabas.

¿Y cómo le llamas entonces a abandonarme así?

No entiendo cómo este adiós sea tu modo de cuidarme.

Habría sido tal vez más sencillo para mí (aunque no mucho, debo decir) si hubieras sido un patán.

Pero todos tus cuidados y cada cosa buena que hiciste por mí me decían que me amabas, que querías mi bienestar. Que querías estar conmigo, que añorabas que siguiéramos juntos.

Debo aceptar que era muy cómodo estar a tu lado. Nos complementábamos de un modo tan natural... era tan sencillo estar a tu lado, a pesar de lo insegura que a veces pudiera sentirme de que te quedaras a mi lado.

Era estar motivada y animada a darte cada día algo que valiera la pena. A darte al menos en pequeñas dosis, lo mejor que tenía para ofrecer.

No quiero pensar que no me hayas valorado.

Aunque también sé que debemos madurar y cerrar círculos. Que tenemos que elevarnos por encima de nuestra comodidad para hacer nuestras vidas.

Sólo no quiero perdamos este enorme amor, esta posibilidad de una hermosa vida juntos...

Sé que prefieres pelear tus batallas solo.

Y no sabes cómo te admiro, cómo te veo. No es que seas mi ídolo absoluto, pero valoro cada paso que das y el esfuerzo que cuesta cada uno de ellos.

Te deseo lo mejor. Y eso no evita me sea insoportable imaginarte siquiera con otra. Con alguien que te llene más que yo. Que alguien pueda darte más de lo que yo te dí.

Supongo es un algo muy egoísta de mi parte.

No quiero para mí alguien que no sea mejor que tú.

Y no sé dónde ni cómo encontrarlo... o si ese alguien, si es que existe, me vaya a hacer caso.

Mi cama se siente vacía sin el calor de tu cuerpo, mis sábanas carecen de tu aroma... Y a mi almohada le hace falta tu presencia.

Había olvidado, en estos dulces años, lo que era sentirme sola, tan limitada...

Me pregunto cuáles son mis alcances sin ti, sin la sombra protectora de tu amor, de tu inagotable sonrisa, sin la fuerza de tu carácter...

Y no quiero sonar dependiente, en serio.

Te dí un lugar, tu propio espacio en cada rincón de mi vida. Te acogí entre mis brazos, sin la idea de separarnos jamás.

Todo habría sido tan diferente si desde el principio hubiéramos elegido hacer de esto algo mucho más ligero, más pasajero.

Pero me dí la oportunidad de amarte por completo. Con todas tus virtudes y defectos.

Y te amo como jamás pensé amar a nadie.

Y no sé qué hacer con tanto amor ahora que te has ido.

Y es que este amor no puedo repartirlo. Es tuyo. Es para ti.

¿Qué hago yo ahora con todo esto que tengo atorado, que clama por tu amor para ser completo?

¿Qué hago conmigo?

Me siento tan miserable, tan triste, tan... reducida.

Me siento tan vacía.

Quisiera acercarme, llamarte, buscarte...

Quisiera recuperarte.

Pero no estoy segura de lograrlo, por más que quisiera, porque no puedo leerte.

Porque sé que hay tantas cosas que te guardas y que quizás nunca sabré.

No sé si sólo te hartaste de mí, si te aburrí, si en verdad necesitabas tanto alguien imposible, inalcanzable, alguien que te sorprendiera todos los días mucho más de lo que yo jamás logré hacerlo.

Temo acercarme y que terminemos de amigovios o qué se yo... donde sólo sea un algo que usas cuando estés de humor, mientras yo aún te amo tanto...

No quiero nos faltemos al respeto, o terminemos por eliminar hasta la más mínima semblanza de amistad o cordialidad que pudiéramos mantener a futuro.

No sé si voy a poder conformarme con tenerte en mi vida como una más de las muchas personas satélite que hay en ella.

No sé qué hacer sin ti.

Sólo sé que me queda hacer una vida sola, salir adelante, sacar gastos, poder cubrir mis responsabilidades para conmigo misma y para con mi familia.

Pero ya nada me es suficiente sin ti.

¿Qué puedo hacer para enamorarte de mí como yo te amo?

Quizás todo, quizás nada.

Supongo con el paso del tiempo superaré esto.

Me tomó más de 2 años y muchos tropiezos y parches fallidos el superar una relación de sólo meses, antes de conocerte.

Y con los hermosos años que compartimos, no tengo idea de cuánto tiempo me tomará reponerme de tu partida, aceptarlo y dejarlo ir.

Algo me dice que tanto amor que tuvimos no es para nada, que merece que luche con todo mi ser, que este amor tiene un futuro brillante, un final feliz que es para siempre, donde estamos juntos.

Y no sé si sólo son mis locos desvaríos.

En verdad me siento perdida.

Y lo único que tengo cierto es cuánto y de qué manera tan sublime y hermosa te amo. Que eres el amor de mi vida, hasta ahora.

No quiero que mi voluntad de luchar por ti termine después de sólo dos semanas... Tengo aún esa imagen linda con Zack y Aeris, que tanto me recuerda a nosotros, juntos y felices, como siempre debimos estar. Y ya no sé si es condena o promesa feliz. Ya no sé si me amas o no, o de qué manera me quieres.

Sólo sé que te amo y que eres el hombre de mi vida.

Que sin flores, sin los típicos detalles románticos, tuvimos todo lo más importante y lo más difícil de lograr en una relación, y que quiero compartir nuestras vidas juntos.

Pero ya no sé cómo hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario