jueves, 10 de marzo de 2022

Reflexiones sobre Redes Sociales.

Tiene ya algún tiempo que vi en internet un contenido que indicaba que la mayoría de los "tweets" y sus comentarios eran de "hate", argumentando que el anonimato del internet crea una atmósfera en la cual las personas se sienten más seguras de poder expresar opiniones negativas, críticas y argumentos de odio.

Tiene poco tiempo desde que, a raíz de ponerle un poco de atención a las notificaciones del celular, he explorado algunas cadenas de "tweets" y opiniones de personas que al inicio y en apariencia (según sus perfiles), me parecieron interesantes. Sin embargo, quizás a causa del día Internacional de la Mujer y de la polémica que se desata con ello acerca de la victimización de la mujer en el país, he visto llover el "hate" en redes sociales (FB y Twitter, en su mayoría).

Incluso, al establecer una crítica sobre un contenido, me ví a mi misma, durante la edición de mi comentario, expresarme de una forma más agresiva de lo necesario. Noté que el hartazgo acerca de la existencia de contenido antagónico con respuestas aún más antagónicas, me había afectado y me encontraba molesta ante todo ello.

Decidí hacer de mi comentario algo mucho más decente de lo que había tecleado inicialmente. Le persona que lo publicaba era inocente de mi molestia y además, conocida de mi Nube. La chica, de buena fe, invitaba a analizar un contenido que, lamentablemente, era por demás polarizado. Me limité, entonces, a exponer la polarización del contenido y a ampliar la invitación al análisis del mismo, estableciendo un par de conceptos que no se mencionaban en el mismo, pero que eran necesarios para extender y profundizar en su análisis. 

La respuesta de la chica me sorprendió por su amabilidad, la cual logró me apenada aún más de mi intento inicial de respuesta.

En Twitter, en cambio, un comentario mío acerca de la importancia de dar un significado positivo al día internacional de la mujer, agradeciendo las felicitaciones y los buenos deseos que se emitieran por tal ocasión, en lugar de solo reforzar la importancia de la fecha en base al daño histórico realizado en contra de -y sufrido por- las mujeres. Si bien el comentario recibió varias reacciones positivas en forma de "likes", la respuesta de la autora del tweet no se hizo esperar mucho, claramente en contra y cuestionando el origen de mi comentario.

Me animé escribir un post en FB declarando mi opinión y explicando la misma, acerca de las marchas en el país que se han dado en los últimos años, con motivo de tal día, al que afortunadamente recibí reacciones positivas de parte de personas que considero tienen, en muchos temas, un criterio y juicio objetivos, además de gustar de hacer análisis y de fundamentar y establecer sus argumentos, nutriendo el diálogo.

En las redes sociales, más allá de la fecha en cuestión, ante la repetida presencia de críticas, cuestionamientos y reprobaciones de muchos comentarios respecto a diversos temas en los que no concuerdo, ya sea de forma o en esencia, en el todo o en sus partes, me ha sido muy notorio encontrar esa expresión común, desesperada y llena de hartazgo, de desaprobación y de la superioridad de la opinión propia, por encima de los argumentos, de los hechos y pruebas. Ese divisionismo que, en lugar de ser inclusivo, separa y confronta a las partes en una lucha por tener la razón o la última palabra,

Ahí es donde extraño la frase "concordemos en que no estamos de acuerdo". Si bien no se trata siempre de convencer a la otra parte de que se tiene la razón, sí se trata de respetar la decisión y la capacidad de tener una opinión distinta a la propia, de tratar de engender cuál es el punto de vista del otro y de dónde proviene, de aceptar que el otro tiene su propio camino a la verdad y que no siempre se ha de coincidir con otros.

Y si, la abundancia y la constancia de opiniones y reclamos por opinar distinto es agotador, tanto para la paciencia como para el ánimo, pero es posible dar un paso de vez en cuando hacia la objetividad y el respeto.

Si bien hay mucho contenido cargado de negatividad, las expresiones de apoyo y de argumentos positivos también ayudan a generar esa sensación de saberse comprendido, de que la opinión propia no es fruto de un concepto aislado o que carezca de cierto realismo.

Así que no todo es malo, ni bueno. Ni eterno. A veces cíclico, sí, o aparentemente abrumador, pero todo pasa. Y depende de uno con qué elige quedarse, al final del día, para recordar o para dar continuidad en el pensamiento, o en la acción.

Si algo me queda claro, es que mientras se carece de madurez, ya sea porque no se haya adquirido o porque se pierda, el diálogo se vuelve cada vez más violento y corto de argumentos. Que sí existe el sesgo informativo y de experiencia (y que siempre ha existido, aunque sea mucho más reciente la dimensión que alcanza y tiene ahora). Y que a pesar de todo esto, sigue habiendo gente -aún entre los internautas- que tiene la intención de traer al menos un poquito de objetividad y pensamiento crítico a cualquier tema.


Nuevamente, gracias por leer.

LGR2.

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